Regreso a clases presenciales.
Después de dos largos años de confinamiento social sentí alegría al enterarme que regresaría a mi colegio y vería a mis compañeros.
La curiosidad llenaba mis pensamientos ¿Por qué cambios habrían pasado?
¿A quiénes volvería a encontrar y a quiénes no? ¿Qué habría sucedido con ellos durante la pandemia? Es decir todo era incertidumbre.
La emoción por alistar nuevamente mis materiales de trabajo, la virtualidad que aún no nos deja, todo es incierto.
La alegría fue contagiante, a pesar de que sabía que no podía acercarme (distanciamiento social) valió la pena tanta espera porque nuevamente estaba en mi aula. La realidad no fue la misma, pero poco a poco se que volveremos a épocas anteriores a la pandemia.

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